Rick y Morty

Fíjate bien, Morty, han hecho un juego sobre nosotros que se llama «Juego de rol multidimensional y tal». ¡Es un nombre tan currado que parece que lo has puesto tú, ja, ja, ja! La verdad es que el autor tampoco se ha exprimido mucho las neuronas, a ver si nos lo encontramos en alguna de las dimensiones que vamos a recorrer y tenemos unas palabritas con él.

Quien sea que se compre esto (por cierto, gracias por hacerme rico) va a tener que leerse este tochazo e ir narrando una historia para poner en situación a la peña.

¿Que qué se necesita para jugar? Pues un amplificador cognitivo, un interceptor de sueños y plumbus, pero como seguro que no tienes nada de eso, nos apañaremos con unos dados que tengas por casa, unos lápices y una goma de borrar… Vamos, cosas normales en la dimensión C-137.

Vas a poder construirte un personaje al que le pasan todo tipo de movidas tipo adicciones, control mental, depresiones o mocos viscosos y que tiene suerte (o no) y moral (ninguna). Cuanto más juegues, más expe… burp… riencia adquieres. Mientras subes de nivel, puedes pelearte con algún tolai, construir objetos de ciencia ficción y viajar a través del multiverso, dando esquinazo a los insoportables gromflomitas de la Federación Galáctica. No me digas que no mola, Moooooorty.

Fíjate, que al final del libro hay una extraordinaria aventura titulada «La guerra de las audiencias». Ya sabes que la competencia por los telespectadores es cada día más dura, salvo para nosotros, pues infinidad de civilizaciones, desde Mundo Engranaje al Planeta Squanch, se paralizan cuando nos echan por la tele.

No sé qué haces todavía leyendo esto. Ya te has comprado este juego en diecinueve dimensiones, y en todas te lo has pasado de muerte jugando (bueno, menos en una en la que desapareciste absorbido por un… burp… pequeño agujero negro, lo siento, no puedo estar descubriendo nuevas fuentes de energía y bebiendo birra). Así que venga, espabila… ¿Todavía sigues leyendo esto?